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Análisis: Alpine, el hundimiento

Baréin ha sido la certificación del hundimiento del equipo Alpine, la estructura de las promesas constantes. Analizamos su trayectoria

Llevan años comprometiendo su palabra. A todo el que llegaba a esta escudería se le aseguraba (y asegura) que su objetivo es luchar por campeonatos. La zanahoria de esta estrategia de captación es un factor atrayente; ellos tienen su propio motor. Como Mercedes y Ferrari. El poder de construir la maquinaria al completo, que no es poca cosa. Sin embargo, era poco el tiempo que necesitaba el susodicho para percatarse del vacío al que está sometida una estructura de tal brillo como Renault. Un equipo eternamente destinado al fiasco, y tras lo de este fin de semana, el hundimiento más absoluto.
Para observar algo similar a lo que prometen, sólo se puede encontrar esos años mágicos para nuestra afición; la bala azul que ayudó a Fernando Alonso a conseguir sus dos campeonatos. Más allá de ello, hay que remontarse a los años de Lotus-Renault para encontrar un mínimo de éxitos. Tan sólo fue una temporada, en 2012, Eric Boullier dirigía y Kimi Räikkönen logró un extraordinario tercer puesto en el mundial de pilotos, además de nueve podios y una victoria en Abu Dhabi. Al año siguiente, llegó el fracaso y el finlandés dejó el equipo.
Desde entonces por esta estructura han pasado pilotos de altura, todos ellos con la misma promesa y finalmente, todos ellos con la misma problemática. En 2014 tocaron fondo, no había ni expectativas ni dinero, por lo que se vieron obligados a tirar de Pastor Maldonado y sus petrodólares venezolanos. Lo mantuvieron otro año más, y cuando regresó la comandancia de Renault, cambiaron a los pilotos por dos promesas baratas, Kevin Magnussen y Jolyon Palmer. Una transición hacia el futuro. En 2015 consiguieron a Nico Hülkenberg y a final de temporada Carlos Sainz. Esto cogía forma. Pero esa maquinaria sólo alcanzaba el ecuador de la parrilla.
La excusa recurrente por estos años era lo del “proyecto a largo plazo” y así lograron cautivar a Daniel Ricciardo. El australiano, el único hasta ahora que pudo vencer a Max Verstappen, encontró refugio en Enstone para salir de la esfera holandesa con esa gran trampa: »Seremos grandes, Danny Ric». Dejaron en la estocada a Sainz y lograron una de las grandes joyas del mercado. A los dos años, ya con Esteban Ocon a su lado, Ricciardo salió como pudo del lugar, rumbo a Woking, donde había dejado hueco precisamente el piloto madrileño.

Tras la justificada espantada, Cyril Abiteboul (director por entonces) observó que Fernando Alonso anhelaba este deporte, pero para su ansiado tercer mundial: »Seremos grandes Fernando, este es tu lugar». Poco antes de comenzar la temporada, el ingeniero francés fue despedido.
Con el cambio de Renault a Alpine, Fernando llegó con esa promesa y se subió al carro de las redes; es El Plan. ¿Y por qué no? Podíamos pensar todo aquellos que estábamos al otro lado; los dos campeonatos en la retina, su propio propulsor y los cinco años años de cortesía que necesita cualquier escudería: es su momento. Como ustedes recordarán nada fue parecido, inexistente estabilidad interna, ausencia de fichajes automovilísticos congruentes y una maquina del montón. 2021 fue la introducción, con la victoria de Ocon en Hungría y el podio de Alonso en Qatar como alicientes.

En 2022 todo explosionó, el equipo dirigido por Otmar Szafnauer decidió imponer a Esteban Ocon, frente a Fernando Alonso, pendiente de renovación. A mediados de año se encontraban en arduas negociaciones y una de sus estrategias fue coaccionarlo con su piloto reserva, la joven perla que lo había ganado todo en su año de debut, Oscar Piastri. Ante esta situación y la falta de fiabilidad del coche, Alonso puso rumbo a Aston Martin y cuando se percataron, Piastri ya había firmado con McLaren.
Szafnauer y Laurent Rossi habían quedado en ridículo, pero vieron filón en la idea de tener dos franceses en la escudería francesa. Esteban Ocon y Pierre Gasly, procedente de AlphaTauri. Dos ganadores de Gran Premio, decía el dirigente rumano. Todo ello ignorando una circunstancia clave; ambos sienten odio mutuo desde que competían en karts. La escudería era tan conocedora de ello que prohibió que sus familias coincidieran en el paddock.

Así pues, 2023 fueron meses de constantes enfrentamientos sobre la pista y en los ‘debriefs’ post carrera. Todo ello mientras confirmaban ser un equipo de media tabla y con un motor de menor potencia a los de sus competidores. Hubo consecuencias inmediatas, y en Bélgica cayeron de forma fulminante sus tres cabezas dirigentes.
Este fin de semana dio comienzo la temporada 2024 de F1 y Alpine ha certificado su cataclismo. Al motor con menos caballos, se le ha acumulado todo lo que lo rodea: un coche con sobrepeso, lento y sin potencia. En los test se colocaron con los Haas y en la carrera de Baréin cerraron la cita con el puesto 17 y 18 para sus dos pilotos. Doblados y a la cola de la parrilla, cuando el pasado año se encontraban en tierra de nadie como sexta fuerza. Además, poco después se anunciaba la dimisión del director técnico y del jefe de aerodinámica.
En esta estructura continúa la tormenta, y con el paso de las carreras se hará más acusada. Como en un ciclo, han vuelto al fondo, pero esta vez ni un 2012 han tenido. Son el equipo de la promesa perpetua y del que nadie se puede fiar. Sin alegría a la que agarrarse le ha llegado el hundimiento como si del karma se tratara. En F1 se vive del futuro y el Alpine han demostrado por activa y por pasiva que no lo tienen, por lo que su destino es una incógnita.

A mediados de 2023 llegaron nuevos inversores a Alpine, encabezados por el actor Ryan Reynolds y serán los que ponen el dinero lo que decidan su futuro. Cantos de sirena hablan de Andretti. Por lo pronto se avecina reestructuración profunda, y Silly Season mediante, tanto susodichos como equipo querrán separar la dupla de pilotos. ¿Qué le prometerán a los que vengan? Pasen y vean.

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Sociólogo de estudios, gallego de nacimiento y cazurro de corazón. Me paso el día escuchando radio y con el deseo de ejercerla algún día. Intento leer con asiduidad y escribo cuando la vida me da un hueco para ello.
Desde 2019 dispongo de un blog donde hago artículos de todo lo que pueda ser opinable y en esta temporada 2023 también de F1. A la par levanté un podcast de episodios después de cada gran premio con información y opiniones de lo sucedido.

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Autor: Álvaro Alonso

Sociólogo de estudios, gallego de nacimiento y cazurro de corazón. Me paso el día escuchando radio y con el deseo de ejercerla algún día. Intento leer con asiduidad y escribo cuando la vida me da un hueco para ello. Desde 2019 dispongo de un blog donde hago artículos de todo lo que pueda ser opinable y en esta temporada 2023 también de F1. A la par levanté un podcast de episodios después de cada gran premio con información y opiniones de lo sucedido.

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