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Opinión: El formato Sprint, ¿éxito o fracaso?

Tras tres años y doce carreras con el Formato Sprint, merece la pena analizarlas, repasar su trayectoria y los cambios. ¿Éxito o fracaso?

Llegaron como una de las grandes novedades del 2021. Eran vendidas al aficionado como una revolución del formato clásico que garantizarían un entretenimiento constante para los espectadores a este deporte. Una idea contemporánea que quitara de un plumazo dos aspectos de gran discusión en los años previos: el exceso de prácticas y el dominio de determinados equipos.

Dos años después y tras notables cambios en la forma de llevarlas a cabo, lo único que se ha certificado es su fracaso.
En 2021 lo que reinaba era el escepticismo. No se sabía cómo esto podía afectar a la preparación del set up, al desarrollo del fin de semana, la promoción de la equidad, equipos y de más. Era una invención que se puso a prueba tras la difícil y meritoria temporada de la pandemia (la de las 17 carreras y da gracias). Tres Grandes Premios acogieron esta revolución por aquellos tiempos: Silverstone, Monza e Interlagos. Tres clásicos para la modernización de la F1 que se prometía. Un formato que, al menos en sus inicios, merecía el beneficio de la duda.
El inverosímil 2021 supuso la instauración de un formato Sprint puesto a prueba. El fin de semana consistía en: viernes con unos libres y la clasificación, mientras que el sábado otros libres y la sprint clasificatoria que determinaba la parrilla para la carrera del domingo. Por estos tiempos la sprint tan sólo repartía 3 puntos para el primero, 2 para el segundo y 1 para el tercero.

Año nuevo, nuevo cambio

En sus inicios, así como en 2022 esta fue la estructura, pero hubo cambios de un año a otro referentes a la puntuación. Se consideraba que si se daban más cantidad de puntos todos arriesgarían más, por lo tanto, no estaríamos ante procesiones de unas cuantas vueltas. El invento continuó, pero la prueba del formato que se prometía espectacular fue degradándose, las audiencias no crecían, al aficionado clásico no le entusiasmaba, la competencia era la misma y los equipos ardían en ganas de acabar con ellas.


La transformación al formato Sprint vigente se produjo en este año, dos días antes de la cita en Bakú y la decisión se resumía en lo siguiente: la Sprint se independizaría de la carrera. Tan sólo unos libres y la clasificación para la carrera el viernes, mientras que el sábado un Gran Premio de bolsillo con la clasificación y carrera pequeña. La F1 reconociendo su error de los dos años anteriores pero sin dar su batalla por vencida. Las sprint tienen que hacerse sí o sí y además en mayor cantidad ya que en este 2023 se darían hasta en seis citas.
Este formato de carreras llegó a este deporte de motor con un argumento tramposo y que esconde tras de sí lo más importante. El argumento es aumentar la competición y lo que esconde es la necesidad de añadir contenido a un negocio que se queda corto y con Netflix marcando el paso: el hecho de tener tan sólo dos sesiones de acción real (la clasificación y la carrera) y un día que podría ser aprovechable (el viernes). La necesidad de rellenar contenido como sea, aunque se desvirtúe todo lo construido. Uno de los aspectos más bonitos de este deporte es la espera y el proceso de fin de semana (el viernes no lo es).

Si además de establecer 24 citas cada temporada, en una parte de ellas se hacen dos Grandes Premios, estamos ante un deporte repetitivo y frecuente. Inhumano también para todos esos trabajadores e ingenieros que tienen que estar cada semana en un lugar del planeta. Como si se llevara a cabo ese planteamiento cretino de Infantino de celebrar el Mundial de fútbol cada dos años. Liberty Media y su séquito están cayendo en ese ideario populista e ‘infantiloide’ de «si les gusta, démosles más».

Sin embargo, hay otro factor a tener en cuenta en el mantenimiento de este formato sprint. En el esquema mental de los que dirigen actualmente la F1, existe la idea de que, gracias a Drive to Survive, se ha llegado a una audiencia que nunca había puesto sus ojos en este deporte (tal vez esto sea lo único cierto y exitoso). Este supuesto documental promete en sus capítulos una acción (irrealista) y batallas cruentas, algo así como un Juego de Tronos de coches y negocios.

Pero los nuevos videntes llegan a su sofá, encienden la televisión y no es así. Lo creen que ven estas masas, muchas de las cuales llegan de EEUU, son coches corriendo en circuitos, lo que está en el paddock ahí se queda y en todo momento ganando Lewis Hamilton y ahora Max Verstappen (pongamos 2021 como excepción). De manera que tienen la creencia de que con las sprint lo prometido es deuda y se garantizan tramas desde el viernes para la plataforma patrocinadora.
Sin embargo, las sprint se han demostrado un fracaso tanto en su intencionalidad como en el subtexto. No ha añadido competitividad, de hecho, muchas de ellas han sido más tediosas que la propia carrera (ganada por Max). Han convertido los fines de semana de carreras en eternos y fatigosos. Y lo único que les ha dado algo de pimienta si cabe, han sido por factores externos como las características del circuito (Interlagos) o las condiciones climáticas. En ningún momento han sido el formato lo que ha promovido el entretenimiento, sino que se ha conseguido a pesar de ello.


Si la idea revolucionaria de esos magníficos intelectuales es repetir dos veces lo mismo en un fin de semana, pues que quieren que les diga. La transformación constante del formato tan sólo es el reconocimiento de un fracaso, insistir en ello es una actitud petulante impropia del puesto. Como si la caída de las sprint fuera una grieta en su orgullo. La F1 que tenía que buscar soluciones urgentes a sus problemas de audiencia ya no existe. Todo fue revertido por un exitoso reality-documental y una histérica temporada 2021. La necesidad ahora es promover la competitividad y eso no ha de venir a través de la manipulación torticera y constante del formato; sino de la garantía de unas maquinarias y reglas que garanticen una mayor igualdad sobre la pista.


Pero, a pesar de que el fracaso es patente, el formato Sprint continuarán en el calendario de 2024 con otras seis carreras (o más, quien sabe). Y con cantos de sirena advirtiendo a los críticos con eso de “han venido para quedarse”. Volverán a tener cambios. Perseverar en el error transformándolo año tras año para ver si cuela.

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Sociólogo de estudios, gallego de nacimiento y cazurro de corazón. Me paso el día escuchando radio y con el deseo de ejercerla algún día. Intento leer con asiduidad y escribo cuando la vida me da un hueco para ello.
Desde 2019 dispongo de un blog donde hago artículos de todo lo que pueda ser opinable y en esta temporada 2023 también de F1. A la par levanté un podcast de episodios después de cada gran premio con información y opiniones de lo sucedido.

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Autor: Álvaro Alonso

Sociólogo de estudios, gallego de nacimiento y cazurro de corazón. Me paso el día escuchando radio y con el deseo de ejercerla algún día. Intento leer con asiduidad y escribo cuando la vida me da un hueco para ello. Desde 2019 dispongo de un blog donde hago artículos de todo lo que pueda ser opinable y en esta temporada 2023 también de F1. A la par levanté un podcast de episodios después de cada gran premio con información y opiniones de lo sucedido.

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